martes, 14 de febrero de 2017

"Un Paréntesis"



Queridos amigos: por razones de salud necesito hacer un paréntesis. Les dejo muchos besitos y es posible que en treinta días estemos nuevamente en contacto.
 
 
                   

miércoles, 8 de febrero de 2017

"Pituca en Concierto "

     Más de uno ve en el triunfador a un ser que ha nacido regalado con favores muy especiales del cielo sin comprender que esa persona  ganadora  es tan trágicamente humana como cualquiera sólo que tan empecinada, casi tan suicida en su obstinación, que si antes de alcanzar sus objetivos no llenó todas las copas... faltó casi nada. En  los más diversos campos, en especial el de las artes, sólo se destaca el luchador que es aquel que ha nacido gran soñador y este último rasgo sí tiene mucho que ver con los dioses ya que no obstante llorar como todos, caer y temblar como el que más, su singularidad radica en esa diosa insobornable que hay en su corazón no solamente para socorrerlo. También para dirigirlo y estimularlo: hay una vocación.
   Escribo estas líneas pensando en Pituca que se olvidó de la música al haber sacrificado su sueño de ser concertista por cumplir con esa oscura, pero sugerente necesidad, de ser "como su madre" esto es, una directora de escuela con un hogar "bien constituido", dos nenas y melodrama sin fin. La pianista célebre que pudo haber sido no sé por dónde andaría cuando yo la descubrí. En el lugar de la malograda artista encontré a una linda hembra redimida por sus hijas además de muy bien conservada por la vanidad. En algunos momentos pude ver su leve perfil de mística aficionada sin muchas posibilidades de sobrevivir aún teniendo tan excelentes relaciones con "la profesora" en el terreno de la música cada vez más profanado por la alta costura.
   Y sí. En su cuarto de coser Pituca aprendió a sentirse en su aire. Aquel espacio pequeño terminó por impregnarse con su espíritu -su energía- porque entre sus paredes coincidían sus colores predilectos con las formas de su cuerpo que se vestía y desvestía para pruebas innumerables sin perder, por nada, aquella tibieza bien hermana de la que conservaba todo el tiempo una plancha "que hacía milagros" aunque discretamente y siempre en mínimo (como debe estar la mente para hacer lo suyo). En verdad, las vibraciones de su persona ya estaban sincronizadas con el concierto que ofrecían sus tijeras y esa máquina de coser casi inexistente para ella tan habituada a ese ruidaje como a los latidos de su corazón. Es que algo así como el corazón, para su cuerpo, era la máquina de coser para su alma vanidosa.
   -"Yo soy trapera. Para qué voy a decir una cosa por otra"- explicaba con total naturalidad insistiendo sin descanso en el arte de estar presentable aunque descuidando por completo aquel otro de sentirse si no feliz... por lo menos de buen ánimo.
   Pituca era sensible. A través de la música Ella recibía del infinito una especie de susurros que no se molestaba en descifrar pero que, de ninguna manera, la dejaban indiferente. En realidad, la inquietaban mucho más de lo que podía suponer y le infundieron dos cualidades esenciales para el desarrollo personal: la curiosidad y cierto  asombro infantil que hicieron de ella una persona interesante aún en el trato cotidiano.
   Si Mozart y Ravel fueron desatendidos, porque a Pituca la llamaba con más urgencia "el rincón de las hornallas", sucedió  porque a menudo   se confunde vocación, llamado interior, con  el mandato de salir de la turba que es una mundana aspiración tan legítima como cualquier otra. En la segunda opción se encuentra la mayoría de las personas a quienes un fuerte anhelo de trascender las lleva del canto al boxeo, de las cuerdas a las pasarelas y de ahí a un negocio redituable o, por lo menos, a un matrimonio conveniente en términos económicos. Mi amiga Pituca no fue la excepción entregándose a un sueño equivocado. Lo que ella buscaba era sobresalir y finalmente no renunció a esa consigna porque Pituca no fue una más. Ella hizo una brillante carrera como musicóloga en los más altos niveles de su país y también como educadora aprovechando que era jefe de nacimiento tal como su esposo lo podía atestiguar. Aquel santo hombre debía vivir recordándole que Él era arquitecto, no su alumno ni su cadete aunque, si todavía no lo dije, en su casa mandaba Él cuando Ella... estaba ausente.

miércoles, 1 de febrero de 2017

"Nosotras"

   Brasas que terminan de sonrojarse. Chispas que dibujan universos instantáneos. Carne desparramada sobre la parrilla esperando el dorado perfecto. Vaso de vino en mano para "entonarse" aprovechando que esta noche no están Ellos porque se trata de una reunión de chicas, no demasiado, pero chicas al fin por los diálogos que sabemos hilvanar.
   -¡Qué bien te queda ese vestido!- Es un elogio hacia mi persona de mi prima Sylvia. En el acto su hermana, Mirna, acota con sorna:
   -¿Ves lo que es no tener hijos? Mirá esa silueta...
   -Yo no quise esta humanidad para mis hijos. Atino a decir.
   -Una mujer nace para ser madre- Retruca Mirna
   -Mirá vos... Contesto atizando el fuego.
   -¡Qué geniales son quienes   no quieren saber nada de tener hijos- Escucho decir a Susana que sigue diciendo con convicción:
   -Hijos chicos problemas chicos; hijos grandes son  problemas grandes.
   -¿Qué te pasa, Su?- Interviene Paula
   -Pasa que estoy harta de falsedades porque cuando estás grande  los hijos te visitan los domingos mientras puedas prepararles algo rico. Después, apenas si te llaman por teléfono. 
   -Y te cambian el programa que estás mirando por televisión si a los señores no les agrada. Cero respeto- Se animó Celina
   No todos los hijos hacen algo así- Me animo a interceder. A ver ¿Por qué brindamos?
   -¡Por el amor!- Se le ocurre a Lucy
   -Qué amor, querida, ¿Cuánto hace que estás sola?
   -La muerta se ríe de la degollada. Para tu familia no existes; NO EXISTES.
   -Bueno... eso es normal en matrimonios de muchos años... Trato de explicar.
   -¿Normal? interrumpe Nora- Con Esteban fimos tan compañeros, tan unidos, en veinticinco años de casados. Todos nos miraban con asombro...
   Por no saber de las docenas de platos que se tiraron por la cabeza ni de los cuernos que lucieron encantados- ¡Ay, esta Lupita!
    Buen, otra vez yo, ¿qué les parece si hacemos el honor a este pastel de choclo que nos ha preparado Nora?
    Las nubes parecen disiparse, hablamos tonterías y no tanto, hasta que tengo la mala idea de exclamar:
   -¡Qué rico está esto!
   -Un poquito salado para mí- Susurra Evelyn que habla poco hasta que comienza a disparar con munición gruesa.
    Estela se la ve venir y aclara: espero que les guste el escabeche de berenjenas que hice esta mañana...
   Silencio de radio. Cambio de tema para continuar con esfuerzos desmedidos para que la reunión no termine en una batalla campal y llegamos a la madrugada hablando mal de aquellas  que no podían defenderse al no haber sido invitadas por falta de espacio pero, la verdad, a la próxima reunión invitaré también a Ellos para que hablen de fierros, de fútbol y de política  hasta el amanecer así nosotras permanecemos, calladitas... como buenas hermanas, sin ofendernos por zonceras.


P/D
A la mayoría de las mujeres nos han educado envidiosas, resentidas y devaluadas. Qué arduo trabajo es imponer entre nosotras nuestra independencia, talento  y personalidad pero ¡Chicas! nosotras somos nada menos que las guardianas de la vida y como hermanas nos debemos mejor trato porque, si no me equivoco, estamos todas en serio peligro de que nos asesinen en cualquier momento, en cualquier lugar del mundo ¡sólo por ser mujeres!.
   
  

miércoles, 25 de enero de 2017

"Juan y Juan "





   Los duendes que harían remolinos en Agosto estaban en camino a la frontera tripartita entre Argentina, Bolivia y Paraguay. A escasos kilómetros, en Tartagal, ya los estaban esperando pero antes había que pensar en celebrar, a toda luz, el nacimiento de San Juan Bautista. Esa noche las barriadas de la ciudad competían con sus fogatas estrafalarias después de haber profanado la siesta sagrada con tanto grito y crujir de ramas secas elegidas con mucho cuidado para consagrarlas al santo la noche del 23 de junio.
   La ciudad se iluminaba durante un lapso de tiempo suficiente como para dejarlo ciego al diablo que nunca duerme, según dicen, pero el pobre no ve más allá de sus narices y peor si lo encandilan los fuegos de San Juan.
  


El vecindario recorría los fogones y muchos arrojaban cosas al fuego esperando señales de las llamas que invitaban a una cita con el alma dejándose llevar por el silencio.
   Observar  el rostro iluminado de los vecinos era un espectáculo aparte porque la luz hermana a la humanidad y en estos trances se habla poco, se piensa mucho,  se percibe más y hasta se puede creer en la posibilidad de ser feliz.
   En una noche de éstas yo conocí al AMOR llamado, como por arte de magia,  Juan. Paseando entre llamaradas descubrí a una mirada muy hermana de la mía y en esos ojos negros me sorprendí bellísima y ¡perfecta!. Fue un breve ensueño -lo sé- pero fue lo que merecí y del que salí convertida en la eterna enamorada de los fuegos que ahora soy  sólo que ya no busco señales; sólo intento encontrarme  con aquella  flacucha presumida, ¡tan audaz,! que fui una vez y, si la encuentro, puedo escribir mis más bonitas páginas porque el fuego de la pasión, del dolor, de los ideales o de los sueños, me transforman en una extraña mariposa imposible de atrapar dormida entre las letras. Como es de imaginar, sé  revolotear con gracia a la vista de cualquiera pero en seguida escapo victoriosa detrás de algún plan, o de una idea, para seguir viviendo en el aire y, cuando el momento llegue, morir de risa.
  
   En el otoño de la vida los fuegos no se apagan si se vive en el infinito donde ayer y mañana es hoy claro que aquellos ojos, aquella comunión, sólo una vez. Lo que le sigue es pura, comprensible y humana satisfacción de necesidades: de compañía, de sexo, de protección, de dinero... de lo que se nos ocurra para intentar una vida que valga la pena... Así debe ser y está perfecto.
  

miércoles, 18 de enero de 2017

"Simplemente Humanos"

   Casita de madera de cuatro habitaciones, con piso de ladrillo, galería que da al fondo donde las batarazas son las más requeridas en un gallinero bien alambrado. En lo que podría ser un jardín, al frente, no se ven malvones, ni jazmines, porque en el verano se luce la albahaca junto a otras hierbas aromáticas y  ya en el otoño asoma el perejil, el cebollín, los tomates junto a unas matas preciosas de cierto zapallo en forma de guitarra conocido como calabaza.
   Los Torres disponen de luz pero hay que conseguir agua a cinco cuadras y, por tal motivo, tener los tanques y tinajas bien provistas es responsabilidad del mayor de tres hermanos que, a los quince años, es excelente alumno en la "Coronel Cornejo", una escuela de renombre en la ciudad.
   El jefe de este hogar es obrero de la construcción a quien nadie podrá ver  impresentable puesto que los trabajadores de este gremio, al final de cada jornada, se bañan y regresan a sus casas impecables y oliendo a una fragancia de la que no tengo ni noticias. La jefa de la casa espera con el mate listo, el guiso en marcha y, como regalo, una risa sanadora que desgrana en Yo Mayor.
   Es gente sufrida pero no desgraciada como tantos que conozco en barrios distinguidos, con mucho personal de seguridad, donde los perros pasean en coches con vidrios polarizados y las  ambulancias van y vienen por la elevada tasa de depresión, drogadicción, suicidios y muertes dudosas. Todo esto me lleva a pensar que las riqueza del alma puede crecer en la pobreza, y aún en la adversidad, mientras que la miseria interior suele multiplicarse en la prosperidad mal llevada cuando comprar y aparentar es TODO y, más allá de las cosas, hay NADA.
  
Si la pobreza es una oportunidad para aprender a superarnos, y ganar batallas, ¡bienvenida sea! Si la riqueza es una condición para hacer de éste un mundo mejor para propios, y ajenos, ¡qué gran bendición! Pero si una u otra son cruces que debemos cargar, sin saber cómo, lamento decir que en estos casos... a la fiesta de la vida no estamos invitados porque, para conseguir una entrada, además de saber competir, protestar, trabajar y hacer dinero, se nos exige saber reír, cantar, tocar un instrumento, festejar una humorada, disfrutar de lo que tenemos a nuestro alcance, sea mucho o casi nada. A los adinerados es muy difícil sacarles una carcajada. Apenas si saben cantar el himno patrio casi sin abrir la boca. No todos los ricos ni todos los pobres se encuadran en esta descripción pero hay que decir esta verdad: no cualquiera puede ser dignamente rico ni honorablemente pobre porque en ambos casos hay que lograr ubicarse para saber qué nos falta, qué nos está sobrando y, en tren de remediarlo, no perder el lujo de seguir siendo humanos.

miércoles, 11 de enero de 2017

"Fantasmas"

   Nuestras queridas ideas nos tienen prisioneros hasta que frecuentamos otras realidades y nos vemos obligados a remar en ellas. Por cierto, no hace falta viajar a lugares remotos para toparnos con diferentes estilos de vida que delatan muy distintas maneras de pensar y de sentir. Factores como el clima, la geografía, la ascendencia cultural, la ideología, las creencias, nos imprimen  características que nos definen como habitantes de tal o cual región.    En países de amplia extensión territorial cada provincia es un diminuto  país, singular, bajo el mismo cielo y la misma bandera de las demás. Si de Argentina se trata, desde La Quiaca hasta Tierra del Fuego esto es, de norte a sur (como de este a oeste), todos argentinos... con agua, costumbres, comidas, música, paisaje, tonada propia en el hablar y hasta las uvas norteñas de Cafayate, en Salta, ofrecen diferente piel, acidez, color y dulzor con respecto a las que produce Mendoza, en el sur, así como los melones de Santiago del Estero incomparables.
   Estoy abordando diferencias para ponerlas en valor en  lugar de estigmatizarlas. El hecho de que ellas se manifiesten no justifica guerra ni conflicto alguno porque las diferencias son, sencillamente, señales o signos de que como humanos somos dispares sólo eso... Pensar como usted lo hace único y valioso. Pensar como yo me caracteriza y nada más ¡y nada menos!.
   Nadie es como es porque se le antoja. Todos somos quienes podemos llegar a ser (sin culpa ni excusa alguna) y aquello que pensamos, o creemos, es cosecha propia por más que las semillas de esos pensamientos y creencias hayan sido sembradas por otros y aún a control remoto. Es nuestra personal estructura mental  la promotora de los matices en las interpretaciones que hace de la realidad cada uno de nosotros, en personalísimas circunstancias ,y no hay razón  para que nos deba  atormentar el desacuerdo nunca demasiado imponente como para destruir lazos de amistad o relaciones de cualquier tipo. La realidad cotidiana demuestra que, aún con distintas visiones de la vida, todos perseguimos las mismas quimeras; todos proponemos el mismo menú  sólo que elaborado con técnicas, o hábitos mentales, diferentes para  darle mejor presentación o, por qué no, más exquisito sabor.
   Toda vez que escucho hablar de enfrentamientos ideológicos sé muy bien que la pelea es entre fantasmas y que el campo de batalla queda aquí nomás: en el barro de nuestras más bajas pasiones. Las guerras de opinión comienzan al suponer que alguien es de lo mejor, o de lo peor, sólo por ser afín a una ideología, a un partido político, a una religión o a cualquier otra manada. Creencia  nefasta, si las hay, proviene de desmerecer la maravillosa y valiosísima singularidad humana y, lo peor, es terreno fértil para la siembra de mentiras tentadoras por parte de quienes lucran en el mundo de las ideas para destruir el incomparable, bellísimo, planeta azul en el que vivimos ¿Que no? Ya están invirtiendo para salir volando a Marte o a cualquier lugar del universo donde existan las condiciones adecuadas para la impresión de billetes
 

miércoles, 4 de enero de 2017

"Mis Reyes Magos"

 
   La primera gran decepción, para mí, fue enterarme de que los reyes magos no eran Gaspar, ni Melchor ni Baltazar y, ahora que lo pienso, no sé si me hizo sufrir más el engaño de mis padres o el descubrimiento de mi propia ingenuidad a la que, desde entonces, trato de desterrar sin conseguirlo.
   Aquella inocente y dulce espera tuvo, sin embargo, un gran mérito porque me preparó para una proeza humana que es la de saber recibir. Aceptar  una atención de la vida, o de un semejante, no es tarea sencilla ni tan natural como parece. ¡Qué esperanza! Es una operación mental complicada desde que la vanidad y la gratitud son condiciones humanas en permanente discordia. Si para la sensatez recibir es una bendición, o una caricia de la vida, para el orgullo agradecer no sólo es humillante; es misión imposible.
   Aquellos reyes, ciudadanos ilustres en el mundo de mi fantasía, me enseñaron a encontrar la alegría de recibir que tanto disfruto hasta hoy. Saber aceptar gentilezas me capacitó para poder dar, con tal naturalidad, que el beneficiario de mis favores por poco no los advierte y si termina siendo ingrato es porque mi mano se hizo levemente invisible como las de aquellos magos irreales, impresentables,  pero muy poderosos  hijos de mi mente.
   Hoy tengo para mí que para seguir recibiendo gentilezas de la vida hace falta no olvidar dar gracias y no sólo con palabras: también con actitudes. Agradecer es una gran llave para acceder a la abundancia porque ella es afín al bienestar así que a no olvidar dar gracias por el desayuno de cada día después de haber agradecido, la noche anterior, la cama donde pudimos descansar. Dar y recibir son monedas corrientes que, sin embargo, cotizan muy alto en el diario vivir.
  

   Pensar que sólo quise decir que yo espero a los Reyes Magos todo el año porque todos los días pasan por mi puerta para entregarme lo que más necesito, lo que sueño y algo más. Como no olvido agradecerles, nunca se ven vacíos mi zapatitos azules y, entre nosotros, a veces amanecen rebosantes de preciosos + que me hacen llegar mis Reyes Magos del mundo virtual donde trato de hacer "Buena Letra".

miércoles, 28 de diciembre de 2016

"Año Nuevo"

    Mucha gente reniega de las celebraciones de fin de año por muy legítimas razones y es verdad que todo festejo tiene suficiente tela para cortar hasta convertirlo en una piltrafa pero... la raza humana tiene espíritu de fiesta y dondequiera que te encuentres, la sociedad de ese lugar ya tiene bien instalados los motivos para aplaudir, bailar o gritar a lo loco. En Argentina los goles se celebran más que cualquier otro "acontecimiento" como si nuestra sangre rioplatense reclamara esa virtual cuota de placer que necesita nuestra habitual monotonía. El gol, además de un desahogo, es un buen sedante para la fiera interior que se calma bastante hasta el próximo partido o hasta el final de una copa que es como se llama el cierre de un campeonato.
   El futbolero vive  soñando con muchos goles que se convertirán en ascensos para celebrar a viva voz y este anhelo deportivo no es muy ajeno  a la vida misma desde que la mayoría, por no decir todos, nos esforzamos por hacer -cada día- un gol de media cancha en nuestros asuntos personales porque ¿Quién no busca ganar por goleada en su profesión o actividad? A  esta pregunta le siguen muchas más:
   -¿Estoy en un buen equipo?
   -¿Dispongo de un buen director técnico?
   -¿El campo donde  juego estará lo suficientemente cuidado como para que yo no sufra caídas fatales?
   -¿El clima ayuda?
   -¿El público es visitante  o  local?...
preguntas que   pueden ser aplicadas en el contexto de una vida cualquiera porque la vida también es juego o, para mejor decirlo, un juego en el que estamos obligados a participar aún en el banco de suplentes. Por el simple hecho de haber nacido ya estamos en la cancha así que ¡a ponernos la camiseta sin olvidar que Dios juega en nuestro equipo!
  

   Las reglas de la vida son muy similares a las del deporte porque hace falta entregarse, practicar, aprender, caer para levantarse en el acto y disfrutar de los encuentros amistosos o no. El deporte, como la vida, ofrece tantos  triunfos como derrotas y así como un auténtico deportista nunca pierde el espíritu deportivo que es el disfrute del juego, o el placer de jugar, quien es verdadero ser humano no pierde oportunidad de levantar una copa de buenos deseos entre familiares, conocidos, colaboradores o amigos y, si el aprendizaje del momento es recibir a un nuevo año  sin burbujas de champan, o sin compañía, es importante no perder ni por un segundo "el buen ánimo y espíritu deportivo" que no se cansa de promocionar Nelson Castro y yo voy a decirte algo que tal vez no sepas y no pienso   dejar de repetir: "todo el universo te acompaña"... con un ¡Gooool!!!  que busca tu gambeta y, con total seguridad, podrás hacer "de taquito".
 

miércoles, 21 de diciembre de 2016

" Para Ti"




 
A ti que...
me lees y acompañas,
me apoyas con tus +,
me alientas con tus palabras,
me protestas,
me halagas, me enseñas,
me permites no pensar ni sentir como tú y,
sobre todo, me respetas con tus inteligentes disidencias y silencios fraternales.
 
A ti que...
te veo ir y venir. Aceptarme y rechazarme. Amarme y detestarme. Buscarme y eludirme. Esperarme y despedirme.
 
A ti que...
te dedico ciertas horas de mis largas madrugadas para pensar qué decirte, de qué manera y para qué.
 
A ti que...
te conozco como no puedes ni siquiera imaginar porque tus letras tienen vida al desfilar frente a mis ojos sobre el empedrado de mi dolorido corazón.
 
A ti que...
 te hago reír con mis comentarios y llorar con palabras tan chiquitas como éstas porque YO SOY TÚ.
 
A ti que...
no sabes qué decirme cuando te doy mucho piolín para que vueles tan alto como para convertirte en una estrella gigante.
 
A ti...
ser invisible a mis ojos, pero bien presente en mi morada interior, te pido que hoy aceptes esta palabra tan simple como tú y como yo.

                         ¡FELICIDADES! 
 
                                             
                      
 


martes, 13 de diciembre de 2016

"Una Especial Inteligencia"




 
     Aquí estoy. Con la misma frescura que  tienes para pedirme que  sea silvestre porque amas el campo locamente, o para señalarme  el camino que me trae de la escuela como si hubiese sido hecho a mi medida y tan sólo para mí, y blanco, y corto, como el trajecito de novia que he vuelto a ponerme varias veces para demostrarte que me mantengo sirena o por presumida y ociosa que soy porque, ahora que recuerdo, te escucho decir muchas veces que yo no trabajo. Cuatro horas de clase y otras tantas escribiendo son como nada y cocinar ¿qué será? Tal vez un pasatiempo vulgar sobre todo cuando en pleno verano apareces con un regimiento de notables para almorzar (avisando y sin avisar). Por suerte, es muy justo que no sean los seres humanos los encargados de entregarse todo lo que se deben y desde que el cielo es nuestro pagador, no hay gestión, lágrima, pensamiento o acción que puedan permanecer impagos por demasiado tiempo y conste que para gestionar esos cobros no hay que tomarse la más mínima molestia. Yo, por lo pronto, trabajo para la vida y me arreglo tan bien con ella que ni sueño con que a un sindicato, o  a una empresa, se le antoje asignarme un centavo de los muchos que estoy acostumbrada a recibir.
    -¿Se puede saber qué haces? -consultas con esa falta de paciencia que tienes con aquellos que supones inferior a tu talla.
   -¿Ah, sí...? Pues si me tomara el trabajo de confeccionarte una lista de mis no pocas  actividades estoy segura de que serías capaz de alegar que no son tales mis famosas ocupaciones puesto que nadie me manda a realizarlas razón por la cual no se me abona ningún dinero por llevarlas supuestamente a cabo.
   Es en  ese preciso momento en el que yo solicitaría que te detengas a observar el estado en el que me encuentro. Si lo hicieras, objetivamente, verías cuántas cruces sobrellevo además de la mía y no gratis por cierto porque desde el vestuario que llevo, pasando por tu amor hasta la fuerza que tengo para defender a mi alegría, son lujos provenientes del servicio sin que yo sea precisamente servil. Como servidora, es cierto que nadie me paga un salario pero también es verdad que nada me falta desde que deben haber sido también para mí las palabras de aquel padre rico, en la parábola del hijo pródigo, cuando explica a uno de sus dos hijos por qué ordena un banquete para el que ha regresado en la miseria:
    A su hijo fiel y colaborador le dice de lo más campante:
   -Tu siempre estás conmigo y todo lo que tengo es tuyo.              
     Sí. Si pocas veces llegan a mis manos esas gratificaciones que la mayoría de la gente recibe con cierta regularidad, es porque  soy residente en cierto lugar donde  escribir, enseñar, estudiar y pensar,  son consideradas alteraciones mentales peligrosas que deben ser tratadas con dosis casa vez mayores de indiferencia colectiva y hasta en el entorno familiar. Sin abundar en detalles, hasta aquí nadie ha creído justo -o siquiera conveniente- alentarme en esos afanes y ni qué hablar de darme las gracias en el intento de continuarlos pero, como no pocos necesitan de mi cabeza y yo la presto, en algún punto del infinito hay una especial inteligencia que se toma en serio la responsabilidad de gratificarme por mis servicios porque la vida es esta empresa a nombre de toda la humanidad en la que sus trabajadores pueden estar seguros de poder contar con leyes poderosas que no sólo los defiende; además los incentiva. Suelen ser llamadas leyes de acción y reacción mientras que yo no dispongo de la suficiente capacidad para definirlas. Simplemente, me contento con saberlas de memoria para seguir amparándome en ellas. Tanto las necesité  que no por otra causa aprovecho al máximo mi natural interés por disfrutarlas. Es bien sabido que todo aquél que tenga algo que ver con las estrellas muy pronto descubre que la generalidad de lo establecido por sus desemejantes no le sirve. Son los que transcurren su infancia pidiendo permiso para jugar en casas siempre diferentes y, cuando son adultos,  están eternamente  pensando abandonar el lugar en el que se encuentran porque toda su vida buscarán alguien con quien poder ser además de permanecer. Antes de advertir que yo era de ésos, viví una prematura maternidad haciendo míos  a los que no encontraban un semejante por ningún lado y no sé en qué momento me percaté de las leyes de atracción y repulsión hasta que ya estuve en forma para ofrecerles compañía y poder colaborar con los extranjeros de este mundo que no son mayoría, tampoco bienvenidos, pero son los necesarios para la redención del género humano.

 


miércoles, 7 de diciembre de 2016

"¿Buenos Aires?"

 
    La ciudad de Buenos Aires por estos días está prácticamente intransitable y, como siempre  hay un trámite o diligencia impostergable, sus habitantes u ocupantes ocasionales no tienen más remedio que padecer el caos producido por manifestaciones y "ollas populares" que toman  el espacio público como propio hasta conseguir que todos protestamos en público o en privado; a los gritos o en un silencio casi religioso porque la súplica interior es que no termine con muertes la jornada.
   No se trata de protestas multitudinarias pero hacen mucho ruido no sólo en las calles; también en la cabeza de los argentinos además de servir en bandeja de oro tan buenos titulares a los medios de comunicación que poco creíbles, en realidad, hacen muy bien su trabajo de erosionar el inconsciente colectivo. No por nada casi todos decimos lo mismo con palabras parecidas y en tono muy similar así que ¡ojo! que nos están uniformando mentalmente con rapidez impresionante. Nos estamos convirtiendo en ecos lejanos de voces desconocidas, de oscuras intenciones y aspiraciones muy ajenas. De pronto decimos verdades a medias para dibujar grandes mentiras sólo por aparentar que comprendemos muy bien "lo que pasa en este país" y, como si fuera poco, ofrecemos "cualquier verdura" para semblantear al verdulero que tenemos a la vista puesto que ¡somos tan sagaces los argentinos...! Mientras tanto lo que se advierte en el entramado social es que estamos instalados en la queja y no en proyecto alguno que nos pueda sacar de la crisis estructural que padecemos y si esto es grave como sociedad, a nivel personal es catastrófico porque resulta que estamos esperando que Argentina cambie para cambiar nosotros cuando el país cambiará recién cuando nosotros lo hagamos.    Los ciudadanos somos el país (instituciones, actitudes, decisiones y proyectos con riesgos incluidos).
   Por muy obvio que sea, cada uno debe gobernar su vida personal. Si el país está funcionando mejor, nos irá de diez, si funciona menos que bien llegaremos a menor promedio y estaremos cerca de cero en el caso de apostar casi nada por nosotros mismos. Ahora otra obviedad: ¿por qué si exportamos talento los argentinos en nuestra tierra nos vamos al descenso? y ¿por qué nos negamos a trabajar en equipo? A tal punto somos caóticos que en este remoto lugar del mundo hasta el consorcio de un pequeño edificio ya es ingobernable. Me cuesta aceptar que realmente nos interese lucir frente al mundo  el engañoso perfil de quejosos y perdedores.
  


   Desde hace algunos años, Diciembre es un mes de reclamos sectoriales y comenzamos el nuevo ciclo no sólo divorciados de nuestro país pues tampoco estamos en buenos términos con nuestras almas por falta de proyectos, de sed de triunfo y ganas de pelear por nuestros sueños. Si bien es cierto que los gobernantes no siempre hacen su parte, también es verdad que, como ciudadanos, dejamos mucho que desear cuando  no frenamos a los formadores de precios renunciando al enorme poder que tenemos como consumidores; cuando confiamos el gobierno de la república a cualquier delincuente votando con el bolsillo y, también, cuando rechazamos reformas sociales sólo por ser fieles a una ideología en desmedro de las urgencias que nos presenta la realidad como si desconociéramos la importancia de vivir en una zona de gente práctica y racional. Allá lejos, y hace tiempo, Ortega y Gasset  nos dijo como para nosotros: "Argentinos: ¡a las cosas!". Hoy, como conciudadana vulgar y silvestre, quiero repetir un antiguo saludo fraternal:
 
                                                  LUZ. VIDA. AMOR.
 
 

 
 
 

miércoles, 30 de noviembre de 2016

"Señales de Humo"

  
    Siesta provinciana. La ciudad está en "pausa" si bien la cabeza de un adolescente no tiene por qué estarlo y menos la de Francisco. Sucede que en cuatro semanas finaliza su bachillerato tan devaluado en la realidad del siglo XXl llegado recién nomás con tantas pretensiones para dejarnos salir de la turba. Ya no basta con la universidad ni la cibernética. Además hay que dominar idiomas y tener mentalidad positiva para poder borrarnos de la lista de los casi analfabetos.
   Francisco ve en sombras su futuro como cualquiera que no alcance a escuchar el llamado de una vocación y, lo peor, no se siente atraído por ninguna actividad.
   -¿Farmacéutico? Sería como ver pasar la vida detrás de un mostrador,
    -¿Abogado? Podría significar tener título oficial de delincuente.
    -¿Maestro? ¿Para enseñar antigüedades?
   -¿Técnico en...? No. No le interesa y sigue repasando profesiones sin que ninguna llegue a enamorarlo como sucede con las chicas que tan pronto lo decepcionan. En este último razonamiento reside la dificultad de su búsqueda: el señorito busca LA perfección o, lo que igual, está detrás de una quimera. Sentado al borde de la cuneta de la vereda de su casa por la que hasta hace poco viajaban sus barquitos de papel, al final de una tormenta, Francisco está mandando señales de humo por tierra, por aire y por mar, como un náufrago recién arrojado en la ribera del desamparo. Este sentimiento de indefensión es muy frecuente  en aquellos que están asomando a la vida laboral sólo que los mayores, salvo excepciones,  no nos damos por enterados al estar ¡tan ocupados! en zonceras y completamente olvidados de que fuimos adolescentes acorralados por la indiferencia de nuestros mayores.
   El adolescente está muy solo sin la mirada de sus padres por muchos amigos, maestros y vecinos que tenga en su entorno. Como a los más grandes nos enfurece la rebeldía -por el miedo que tuvimos y tenemos a la libertad- generalmente los padres le confiamos al señor tiempo  nuestro arduo trabajo de educadores como si no supiéramos que "nuestros hijos son nuestra obra". Les ofrecemos casa y comida sí; les proporcionamos lo que sus ojos ven por supuesto; no les negamos dinero para las salidas de los fines de semana ¡claro!; les advertimos los peligros de la calle y de la noche ¡también! pero siempre sin ver que tienen todas las noches del mundo en las ojeras. No nos detenemos en sus gestos y actitudes. El saludo, algunas palabras  y ¡gracias!.
   Por supuesto Francisco no piensa en todo esto. Tampoco tiene idea de cuánto tiempo lleva queriendo encontrar el agujero al mate solo como siempre, y en la calle como de costumbre, pero no fueron inútiles sus cavilaciones esta vez porque ha llegado a una gran conclusión: lo que Él pretende es no dejar de ser quién es bajo ninguna circunstancia y, en este tramo de su aventura por esa calleja solitaria y peligrosa de la incertidumbre, este  joven pensador acaba de dar un salto cuántico porque cualquier profesión o actividad, en la que Francisco esté con alma y vida,  será tan exitosa como para poder vivir con el corazón contento.
    Es cuestión de ESTAR cuando de HACER se trata para SER algo más que un número en los sondeos electorales, en las encuestas y, sobre todo, en los senderos de la vida no siempre tan seguros ni floridos como uno quisiera.
  



 




miércoles, 23 de noviembre de 2016

"Lección de China"

   Mucho antes de que los matemáticos y científicos usaran fórmulas para resumir conocimientos, la magia tuvo las suyas para imponer técnicas de sugestión individual o colectiva. Con la aparición de las religiones las fórmulas ascendieron a la categoría de rituales es decir, experiencias visuales reiteradas ad infinitum para imponer creencias en las feligresías. El teatro había nacido y todos terminamos siendo artistas porque es el día de hoy que necesitamos ser formales para casi todo. Sin ir más lejos, en una entidad bancaria estamos obligados a acatar las fórmulas que nos impone el aparato con el que operamos. En cualquier empresa u oficina pública es imposible evitar la ceremonia de la espera para ser atendidos: sacar un número, o imprimir un turno, tomar asiento (si lo hay) o hacer fila suspirando con la vista fija en un monitor, acudir al instante al ser llamados o ver nuestro nombre en la pantalla... y al finalizar el trámite nos espera el semáforo dirigiendo nuestros pasos en la ceremonia diaria de andar por la calle en auto o a pie.
   De no cumplir con los rituales, o las normas de convivencia, no contaremos con muchas posibilidades de sobrevivir dignamente en sociedad, en el seno de un grupo o familia y mucho menos en pareja. Cualquier tipo de relación social nos demanda  ser eminentemente ritualísticos porque la naturaleza lo es y nuestra configuración mental es primariamente visual desde el despertar de cada mañana hasta que cerramos los ojos para entregarnos al descanso. Podemos rechazar horarios, usos y costumbres siempre y cuando los podamos reemplazar por nuevas fórmulas de vida supuestamente "nuestras". Hacer lo que se nos antoja es también someterse a imposiciones por muy personales que sean.
   Los informales suelen descubrir, demasiado tarde a veces, que las formalidades también embellecen la vida propia y las ajenas. Un buen día descubren que un obsequio les viene bien, o que una gentileza era nada menos que una caricia que estaban esperando, y les complace entender que si nos ofrecen comida de pie en la mesada de la cocina no es lo mismo que si nos sientan a una mesa bien puesta que, aún sin flores rococó rosadas, nos hace sentir primero invitados y, además, dignísimas personas. Nadie honra más a la vida cotidiana que aquél que sabe agasajar y estimular a los demás. Para eso está la música, los sabores, las atenciones, el compartir una luna grande, el cantar de un grillo... y redescubrirse hermanos.
  
La inolvidable actriz rioplatense China Zorrilla, en cierta oportunidad esperaba a un taxi en la puerta de su casa cuando descubrió que pasaba un señor que era la imagen misma de la infelicidad. La cabeza gacha, caminando en cámara lenta, con los labios apretados, los puños cerrados... de pronto vio a  la gran artista acercársele como confundiéndolo con alguien conocido al tiempo que lo detenía con su hermosa sonrisa para decirle:
   -¡Hola! ¿Cómo le va? Venga un abrazo, querido.
   Y el calor de esa mujer maravillosa lo reanimó. Nunca lo había tratado con tanta deferencia una celebridad de este rango y  cuando la uruguaya descendiente del autor de "Tabaré", Juan Zorrilla de San Martín, se alejaba - como siempre sobre la hora-fue muy feliz viendo  caminar al triste desconocido con la frente bien alta y con apuro por contarle a alguien que era amigo nada menos que de la Zorrilla. Con muy poco, con casi nada pero de VALOR CEREMONIAL, se le puede mejorar el día a cualquiera y hasta la vida si se da la ocasión. Sin los rituales de convivencia la existencia humana puede ser una tragedia. Yo, para empezar, me despido de mis lectores con el más fuerte de mis abrazos.



miércoles, 16 de noviembre de 2016

"Sombras Nada Más"



   En  1967 el sociólogo canadiense Marshall McLuhan publicó "El Medio es El mensaje". En este libro aparece la idea de "aldea global" en alusión a la interacción y cercanía, no siempre virtual, que nos proporcionan las nuevas tecnologías aplicadas a los medios de transporte y comunicación. Este concepto está cómodamente instalado en la mentalidad actual porque fue aceptado como algo fatal, inevitable, a lo que debemos acostumbrarnos. Tan es así que hasta lo tratamos con excesiva confianza  llamándolo por su apodo ya tan familiar: "globalización".
   Ciertamente, nadie es, ha sido ni será propietario de este rincón del universo que habitamos pero sucede que hay gobernantes de mayor a menor por todas partes intentando acorralar al individuo hasta, de ser posible, convertirlo en un chip de mala muerte lo cual no sucederá porque el ser humano no es una hoja al viento; es un infinitesimal universo con todas las prerrogativas que le otorga el simple hecho de serlo. Al ser mínimos clones  del cosmos resulta que somos todos dioses  venidos a menos gracias a un misterioso golpe de soberana estupidez del que aún  tenemos secuelas y el hecho es que, entre semejantes, ganadores o perdedores lo somos de manera circunstancial. Es por eso que, cuando hay descontento porque un gobernante es inadecuado o en el panorama internacional  aparece un personaje desopilante, no vale la pena desvelarse demasiado porque los políticos son nada más que sombras que de pronto implosionan por falta de  peso específico al ser puro invento de la indigencia  ciudadana que todavía es endémica en nuestra aldea planetaria por donde la historia, simplemente, va... siguiendo la flecha del tiempo.

 La sombra de los políticos no tiene entidad en un mundo donde la producción puede ganarle  todas las batallas al mercado financiero y el efecto mariposa es muy poca cosa frente a la reacción inteligente, y la tierra insiste con sus violentas protestas geológicas, y la condición humana expone su peor perfil para darse a sí misma un escarmiento. Así que a no dejarse impresionar por las sombras que lo único que saben hacer es enfrentarnos con el miedo "¡el ángel exterminador!".
   De aquí o de allá seguirán rotando los capitales sin que sea probable ninguna mudanza completa de rasgos culturales. Es misión imposible  el intento de transportar tradiciones y costumbres de una región a otra aún compartiendo idioma, y creencias, porque cuando se trata de bienes intangibles, como es el caso de los valores humanos, a lo sumo se los puede adaptar  lo cual demanda mucho tiempo. Hablar de países suponiendo que se trata de simples extensiones territoriales generadoras de productos primarios, o negocios, es desconocer lo más importante que es el alma de los pueblos con sus notas predominantes que determinan un ritmo propio en el tan bien llamado "concierto de las naciones". Es  formidable la energía del inconsciente colectivo que no está a la vista pero reconoce sus fronteras y no tiene nada de golondrina ni está en venta porque vale tanto como su destino.
   De pronto nos hicieron creer que somos habitantes de un mundo sin fronteras en el cual las distancias se acortaron, y los intereses económicos son universales, dos vulgares mentiras agravadas por el hecho de que la pretendida globalización es sólo una estratagema inconfesable dentro de la cual la mayoría de la humanidad no se siente involucrada ni desea hacerlo. Desde que los pocos administradores de la riqueza de este mundo dieron a conocer este siniestro discurso, cada grupo social -de mayor a menor- está volviendo a su ánima y ha dejado de ser espectáculo para turistas el regreso a "la madre tierra" ya muy alejada del escenario de la política internacional tan experta ella en caídas espectaculares como la de tantos  leones herbívoros que vemos  "cuesta abajo en su rodada" bajo el peso de la historia que no suele ser piadosa porque siempre ha mostrado su interés por ser justa.-

miércoles, 9 de noviembre de 2016

"Misión Cumplida"

 

            Un poco más de corazón 

   Oscuridad total. No había tenido valor para encender la luz o, mejor dicho, ni para levantar los párpados. Morita se preguntaba una y otra vez por qué diablos no había muerto a raíz de aquel golpe en la cabeza que casi la decapitara un año antes. Se preguntaba tantas cosas... pero de nada servía preguntar cuando había tan escaso vocabulario para responder. El hecho de que le faltara un poquito de coraje no era un secreto para nadie sin embargo, desde algún recoveco de su ser le nacía pedir ayuda aunque no supiera a quién. Como viernes habitual, la mayoría de la gente ya tenía programada una salida o, por lo menos, eso  era lo que le habían dicho todos los conocidos a quienes llamó para no sentirse morir. Por fortuna, en circunstancias como ésta  suele llegar a nuestra consciencia el susurro del ángel  apenas perceptible, pero real,  para ponernos otra vez en movimiento. Fue por eso que más acá o más allá de las sombras de su casa, y de su mente, una voz como procedente del centro de su cabeza se hizo oír con convicción:
   -"Carola es gaucha" (¡Carola! Vieja amiga de sus padres)
   Una hora más tarde Morita iniciaba una visita al mundo de Carola que duraría tres años. Había llegado "por un poquito de cariño" pero la esperaba mucho más porque la alegría de aquella provinciana macanuda pudo ser positivamente sanadora. Sólo eso tenía Carola para ofrecerle  junto al café sabor canela servido  a plena luz de su alma para iluminar tanto callejón sin salida por los que había vagabundeado Morita la mayor parte de sus días. En realidad, eran callejas frecuentadas por recuerdos machados con sangre de culpas propias y ajenas.
   -Mi mamá tenía un amante. Me llevaba a la plaza sólo para encontrarse con Él ¿Sabías?.
   -Eso pudo ser algo intrascendente. Un pequeño desliz tal vez...
   -Y mi papá, tu ídolo, era bígamo.  Estaba casado  con otra mujer que vivía en Banfield. Mis hermanos y yo la conocíamos y la queríamos.
   -Eso ya es anecdótico, querida, tu padre ya no está...
   -Hoy vine temprano a visitarte porque mi hermana tenía que acostarse con el electricista y yo colaboro con mi cama...
   Cualquier queja,  denuncia o confidencia de la vapuleada sobreviviente, eran finalmente motivo de jarana porque todo lo referente a su vida era, o había sido, tan surrealista que no era difícil encontrarle a sus andanzas alguna arista cómica aunque, muchas veces, Carola se ponía seria y Morita simulaba prestarle muchísima atención.
   Durante tres años Morita revisó su existencia desde diferentes perspectivas ayudándose con los ojos de Carola. Amores y odios cambiaban de rasgos todo el tiempo como en plan de repasar una galería de vidas que terminaban desembocando en una historia muy particular causalmente suya. A Morita le fascinaba lo amoral pero, siendo generosa, se sentía buena y el simple hecho de serlo parecía otorgarle total impunidad para ocasionar cualquier desastre en su propia vida o en las ajenas. En ocasiones parecía una brillante abogada con su decir y contradecir a flor de labios lo cual no impedía descubrir que en ella las convicciones brillaban por su ausencia. Morita sólo contaba con ingeniosas necesarias presunciones. Nada de preocupaciones existenciales que estaban de sobra para quien sólo necesitaba reír y, como ella lo explicaba, pasarla bien.
   Entre risas, junto a Carola, Morita eliminó muchos obstáculos en su vida. Casi sin darse cuenta restauró sus relaciones afectivas pero, también, puso nuevamente en marcha viejos hábitos mentales que la dominaban  antes de perder la mitad de su cabeza. Larga rehabilitación mediante, junto a las nuevas conexiones neuronales reaparecieron viejas  técnicas de manipulación bajo la apariencia de simples normas de convivencia y fue así como disímiles personajes abandonaron la trastienda de su ser para reaparecer sin aviso cada vez con mayor frecuencia lo  cual ocasionaba, no pocas veces, situaciones ridículas como la de simular el mayor de los espantos al ver combatir a las hormigas con un veneno aconsejado nada menos que por ella.  Además recuperó  la habilidad de  mentir con verdades a medias porque la ambigüedad nunca había tenido secretos con ella.
   Con el regreso de su mentalidad habitual Morita recuperó su letra, su voz y, sobre todo, sus sentimientos. Volvió a descubrirse bellísima, pese a su bastón, y a sentirse habilitada para su regreso al descontrol. Fue entonces que ya no buscó refugio para su indigencia interna al tiempo de advertir, con mucha rabia, que la cabeza de Carola se veía blanca y sus ojos brillaban como el sol.  Precisamente por causa de estas  simples, humanas y eternas  razones, toda vez que a Carola se le pregunta por Morita -como amiga gaucha que es- ella contesta casi sin pensarlo:
   -¿Morita? ¡Misión Cumplida!
    
 
  

martes, 1 de noviembre de 2016

"Una Señora Mayor"

                 La vejez es cosa de jóvenes


   El dormitorio todavía está en sombras. Los pájaros la despiertan cantando sus ganas de vivir ¿Ya serán las ocho? No. Sucede que ya estamos coqueteando con el verano y el sol se atreve a dejarse ver con cierta premura. Recién son las cinco de la mañana pero Febo asoma y Sofía también porque ha dormido como pocas veces escuchando comentar a Alejandro Fantino que le teme demasiado a la muerte.
   -"Pero yo no - pensó Sofía apagando el televisor- Soy menos que la cabeza de un alfiler en el universo y si, como alma viviente, soy "algo grande"... es posible que en un futuro yo tenga otros destinos, o tal vez nuevas rutas que descubrir en el universo. De cualquier manera, si no hay novedades después de esta vida ni siquiera voy a enterarme porque, en tal caso, yo también seré NADA así que... tranquila". 
   El miedo que acosa  al conductor de "Animales Sueltos" le hizo clic en el corazón y se le dio por pensar entre sueños que cuando uno es, o se siente, importante no es descabellado preguntarse para qué se logró tanto si el día menos pensado dejamos de ser lindos y famosos por la sencilla razón de  haber llegado a la fecha de vencimiento. Qué ilusa y tramposa es la importancia que simula darnos la fama, la riqueza y el poder. Pensando en el periodista estrella, y la muerte, Sofía terminó en los brazos de Morfeo hasta hace unos minutos.
   La cocina ya ofrece claridad suficiente como para que la  madrugadora cumpla con los rituales de cada amanecer. En tanto disfruta de sus "matitos" prepara la lista de las compras  sin olvidar de quitarle a la solapa de su agenda las boletas que es urgente pagar y, casi sin pensarlo, se prepara para terminar de despertarse bajo la ducha. Hoy martes le hace pito catalán a la hora de gimnasia habitual porque  es día de la bicicleta que deberá esperar hasta la tarde. Para los búhos como ella, que tardan bastante para poner su cerebro en marcha, el agua es el verdadero despertador. Sofía agradece siempre tenerla tan tibia y generosa con sólo girar una llave así como también bendice la suerte de no necesitar ayuda para seguir en carrera por el sendero del tiempo.
   Ya son casi las siete de la mañana. La tranquilidad todavía es reina en el mundo de Sofía donde ella parece un fantasma trasnochado que se desliza sin gracia con el camisón largo que lleva esta mañana pero, es así como sale a su terraza para saludar al nuevo día y sentarse a meditar. El búho ya es  alondra y vuela alto. Nada la detiene dentro de la deliciosa levedad del cielo ¡Qué libertad! Su cerebro opera en segundo plano y su mente toma el control de su realidad celeste. Nada por aquí; nada por allá y todo a sus pies. Qué maravillosa es la dualidad del Ser. Lo visible y lo invisible formaron una fantástica sociedad donde las partes se han comprometido a funcionar como un equipo perfecto para complementarse y operar. Otra vez ¡GRACIAS!
   Cerca de las ocho Sofía ya está predispuesta para comenzar a garabatear la próxima publicación en su blog ¿Por dónde andarán los anteojos? Comienza la eterna búsqueda.
   Aunque pueda parecer obvio, a las diez Sofía acaba de llegar a la feria de la plaza para comprar un regalo de cumpleaños. Ella suele regalar plantas, libros o música y en este caso será un helecho plumoso progresista o, para mejor decirlo, con gran futuro. Cuando termina sus diligencias callejeras ya ha saludado a unos cuantos no sin decir una sarta de lugares comunes. Al pasar por la verdulería tiene antojo de frutillas, fresas en español, y es entonces cuando encuentra al vendedor cantándole a su niña "Abuelita dime Sí". La septuagenaria clienta  se suma al juego dándose por aludida:
   -Tarde, querido, hay otro antes que usted.
   -Pero el muy estúpido no aporta por aquí.
   -Nada es lo que parece.
   -Bueno... pero mientras tanto...
   -Mientras tanto marche un kilo de berenjenas.
 
Es casi el mediodía cuando la señora mayor está de vuelta a su  mínimo universo donde el teléfono está llamando con insistencia y -a que no saben- ¡es Él! y, para que lo sepan, abuelita dijo sí porque, así cumpla cien años terrestres, su alma es siempre recién nacida para la aventura y hay llama azul para rato en su corazón que vive entregándose a todos los amores con la misma facilidad que tiene  para guardarse, y protegerse, cuando al desamor se le ocurre hacerle una visita.