sábado, 28 de febrero de 2015

"Ella"





   Ella nunca está cuando se la necesita. No es agradecida ni generosa y, sin embargo, el mundo entero corre tras Ella desde tiempo inmemorial. Nadie podría decir cuántos mataron y murieron por servirla. Los hombres que le entregan su alma olvidan amar para siempre y las mujeres que esta mujer seduce suelen terminar prostituidas cuando no pobres, desprestigiadas y en el olvido.
   A Ella se la nombra todo el tiempo porque mete las narices en cada recoveco de nuestras vidas sin ninguna autorización pero -eso sí- con la autoridad que le dan siglos y siglos  de vigencia. La señora, además, se cobra cada desaire con un golpe de aire frío que paraliza si bien cuando se la ignora con prepotencia Ella se muestra más tentadora que nunca hasta que, si te impones con tu firmeza, no le queda más remedio que darte el privilegio de dejarte vivir en paz porque tampoco es tonta:  al gran adversario lo respeta en serio aún teniéndolo constantemente en la mira para ver si, por fin, lo ve caer a sus pies.
   Suele ser presentada como una gran "seductora" que en verdadero castellano significa "engañera" sin que a Ella este apelativo la incomode en lo más mínimo porque la mala fama no es tan mala después de todo. El desprestigio impacta en esos lugares tan oscuros de la mente humana que son los que, precisamente, a Ella le interesa frecuentar o, mejor dicho, dominar. Por cierto, ya no puede sorprender demasiado en este tramo de la historia. Es la basura que es después de haber convertido a la presente civilización en un basural donde se siente de lo más cómoda manipulando desechos humanos a los que aparenta convertir en proezas de la raza más pensante de la tierra. Se podría pensar que la fulana consigue maravillas porque hipnotiza pero no se engañe: nunca se la ve por ningún lado porque para sus habituales tramoyas cuenta con secuaces designados por alguien que es casi como Ella en tanto que La Doña no aparece.  Sus infaltables, eficientes y sinvergüenzas  colaboradores, por expresa orden de Su Señoría, pueden y suelen aparecer en los medios de comunicación masiva pero, ni un paso más puesto que a la realidad no deben ni asomar.
    ¡Cómo engaña esta mujer!
    Sus operadores tienen que aportar lo peor de su condición humana; deben ser sedientos de poder lo cual los capacita para ser vanidosos, ególatras, cínicos, embusteros, desalmados, agresivos y, "si pinta", travestidos. Con tan humanos antecedentes estos operadores simulan trabajar para Ella mientras aparentan hacerlo por su patria o, al menos, por un municipio ya que, según dicen, si cobran tan buenos sueldos es por  trabajar "¡por el bienestar general"!.
    Como este planeta está infectado por tipos de esta calaña, a Ella nunca le faltarán seguidores ni serviles. Tampoco le hará falta postularse para cargo alguno porque las mayorías viven y mueren esperando, de sus imaginarias gestiones, un nivel de vida supuestamente mejor como si las sociedades en su conjunto -o por separado- no pudieran lograr lo que necesitan sin contar con la delictiva participación de personajes tan nefastos como Ella. A todo esto, la señora tiene larga vida porque la humanidad es como es y, como a cualquier hijo dilecto se le permite cualquier  despropósito, una consentida como ésta siempre va por más.
    Después de siglos de simulación todavía son legiones los que siguen creyendo en Ella y es interesante observar cómo se la transforma todo el tiempo sin modificarla demasiado en esencia porque ése es el truco; ¡ahí está el genio! Ella, tan práctica, no quiere engañar a nadie. Si se engañan con Ella no será por su culpa; es por causa de la mente de los mortales que, además de darle vida, la hizo eterna lo cual le ofrece todas las ventajas. Puede aparecer y desaparecer a la sombra de los héroes, o los próceres, que aún siendo también muy hijos de la condición humana no sólo tienen corta vida pública, y mala prensa, también deben contar con el olvido siempre asediándolos claro que este fantasma no puede con Ella porque en el tren del tiempo, la muy zorra, se las ingenia para estar siempre presente hasta el punto de que no hay suceso importante en este mundo  donde no se sospeche su presencia aunque más no sea por un instante. En lo mejor y lo peor de nuestras vidas  Ella asoma en puntas de pie, o llevándose todo por delante, cuando no se la descubre debajo de una mesa de negociaciones o, muy campante, en el asiento delantero del coche de los recién casados. Como los señores se sienten fascinados con esta ubicuidad, a Ella la incorporan a sus empresas y la hacen participar hasta en negocios de Estado desde siempre porque -para qué mentir- a Cristo no lo mataron los judíos ni los romanos; fue Ella la culpable de su calvario como el de tantos otros sin ir más lejos como el de aquel egipcio idealista que eligió llamarse Akhenaton en honor al sol. No contenta con la destrucción de Tell-El-Amarna, no conforme con expulsar del la historia a la pareja solar, cómo debe haber gozado Ella con la humillación de Nefertitis frente al clero de Tebas cuando debió renegar de Atón para que su hijo pudiera ser faraón. Cómo no disfrutar de aquel momento si estaba venciendo nada menos que al mismísimo sol claro que a los dioses no se los vence así nomás: con el tiempo Atón se hizo invisible, para que no lo liquidaran, y se convirtió en  un verbo; después en una voz; más tarde en una zarza ardiente; luego en un misterio... hasta nuestros días que comienza a ser inteligencia cósmica o, naturalmente, universo.
No lejos de Egipto estuvieron los griegos con dioses para elegir pero Ella decidió endiosar a una pareja humana que era funcional a sus planes: Pericles y Aspasia y, a partir del éxito de aquel  experimento Ella repite la fórmula para manejar incautos. Que las parejas útiles terminen colgadas de una plaza o incendiadas en un búnker cuando no prófugas de la justicia, es lo de menos. Lo que a Ella le interesa es que no pueda  haber paz en la tierra mientras hace creer que falta casi nada para alcanzarla. ¡Mentiras!. Si hay alguien interesado en que la injusticia sea reina es ELLA que, en definitiva, es la historia más o menos oficial pero... qué estoy escribiendo... Ella ES la historia claro que no la verdadera porque no deja de ser simple apariencia por mucho que influya en nuestras vidas. Es como si nuestra historia personal no fuese más que un libreto retocado con miras de seguir re escribiéndose lo cual no deja  de ofrecer  garantía total  de eternidad a su falsa autora que es sencillamente -una vez más- Ella.
    No bien asoma en el horizonte algo así como un proyecto personal, o colectivo, la fulana es la primera asistente en las reuniones o en la cabeza del ideólogo. De hecho no asoma por asomar porque su juego predilecto, de "sálvese quien pueda", recién será advertido cuando ya no haya manera de barajar de nuevo sin sacrificar ideales, principios y objetivos.
    Con frecuencia la gente opta por la traición a sus ideales cuando cree que no cuenta con armas personales para concretarlos pero, lo habitual es renunciar a todo por cumplir planes de Ella creyéndolos propios. Las víctimas de esta embustera suponen que sacrifican los medios sólo por una vez para alcanzar objetivos sin advertir que, en manos de semejante manipuladora, una concesión hace miles y que, una vez encontrándose en su poder, cualquier individuo ya forma parte de planes ajenos aún cuando todo lo lleve a suponer que actúa por cuenta propia.
    En el inconsciente colectivo de los pueblos parece estar instalado el convencimiento de que nada se hará sin Ella porque la humanidad no ha querido confiar su evolución al arte ni a la ciencia, por ejemplo, como no ha querido saber nada de darle debida participación en sus asuntos al nivel más elevado de conciencia humana que es el de la intuición, tan mal promocionada y relegada a la magra categoría de virtual sexto sentido. La intuición no es una figura poética ni es cosa de locos. Es una de las tantas funciones, actividades o atributos de la mente que va desarrollándose con la evolución de la especie que la cultiva. El tema es que si la intuición estuviera bien crecida entre los humanos, la más genial mentirosa no tendría nada qué hacer en este mundo ni lograría incendiar continentes enteros tan sólo para, después de un buen rato, apagarlos con su fingida naturalidad.
    Si Ella luce experta en extinguir fuegos es porque sabe encenderlos o, al menos, avivarlos: de un descontento popular puede lograr una masacre así como al asesinato ocurrido  en  pueblo escondido es capaz de convertirlo en una guerra mundial y, hablando de fuegos, la primera institución en ponerse a disposición de Ella fue el matrimonio porque, bodas mediante, los diferentes grupos humanos fueron consolidando subsistencia  y  poderío económico . Al cabo de los siglos Ella sigue muy cómoda en su papel de madrina no sólo de  cuanta boda se festeje; también de cuanta actividad amague con organizarse.
    Se trata, sin dudas, de una insana vocación por servirse de todo lo que pueda expropiarle a la humanidad con su mejor cara de póker. Como quien no quiere la cosa, siempre se queda con las cenizas de los matrimonios que caen en tanta inútil batalla librada en su nombre. Sus siervos más devotos deben olvidarse de tener una familia, como también deben saber que sus amantes terminarán siendo traidoras si es que no lo son de antemano. Por otra parte, les está vedado detenerse en la búsqueda de amigos ya que, a lo sumo, pueden disfrutar de aliados eventuales. Si terminan siendo tan enemigos de  sí mismos ¿cómo cultivar la fraternidad o siquiera la solidaridad? Imposible. Desde luego, deben reunir el requisito de no ser ingenuos porque, en tal caso, el devoto servidor terminará llorando como un niño en un programa de televisión o se presentará en sociedad acompañado por sus abogados para explicar que alguna vez soñó con ayudar a la humanidad como ciudadano independiente. Pobre tipo. Al final de cuentas, Ella disfruta encantada con estos papelones y ya nos tiene habituados a decir, acerca de su perfil, que ¡La Política Partidaria es así!.