miércoles, 28 de diciembre de 2016

"Año Nuevo"

    Mucha gente reniega de las celebraciones de fin de año por muy legítimas razones y es verdad que todo festejo tiene suficiente tela para cortar hasta convertirlo en una piltrafa pero... la raza humana tiene espíritu de fiesta y dondequiera que te encuentres, la sociedad de ese lugar ya tiene bien instalados los motivos para aplaudir, bailar o gritar a lo loco. En Argentina los goles se celebran más que cualquier otro "acontecimiento" como si nuestra sangre rioplatense reclamara esa virtual cuota de placer que necesita nuestra habitual monotonía. El gol, además de un desahogo, es un buen sedante para la fiera interior que se calma bastante hasta el próximo partido o hasta el final de una copa que es como se llama el cierre de un campeonato.
   El futbolero vive  soñando con muchos goles que se convertirán en ascensos para celebrar a viva voz y este anhelo deportivo no es muy ajeno  a la vida misma desde que la mayoría, por no decir todos, nos esforzamos por hacer -cada día- un gol de media cancha en nuestros asuntos personales porque ¿Quién no busca ganar por goleada en su profesión o actividad? A  esta pregunta le siguen muchas más:
   -¿Estoy en un buen equipo?
   -¿Dispongo de un buen director técnico?
   -¿El campo donde  juego estará lo suficientemente cuidado como para que yo no sufra caídas fatales?
   -¿El clima ayuda?
   -¿El público es visitante  o  local?...
preguntas que   pueden ser aplicadas en el contexto de una vida cualquiera porque la vida también es juego o, para mejor decirlo, un juego en el que estamos obligados a participar aún en el banco de suplentes. Por el simple hecho de haber nacido ya estamos en la cancha así que ¡a ponernos la camiseta sin olvidar que Dios juega en nuestro equipo!
  

   Las reglas de la vida son muy similares a las del deporte porque hace falta entregarse, practicar, aprender, caer para levantarse en el acto y disfrutar de los encuentros amistosos o no. El deporte, como la vida, ofrece tantos  triunfos como derrotas y así como un auténtico deportista nunca pierde el espíritu deportivo que es el disfrute del juego, o el placer de jugar, quien es verdadero ser humano no pierde oportunidad de levantar una copa de buenos deseos entre familiares, conocidos, colaboradores o amigos y, si el aprendizaje del momento es recibir a un nuevo año  sin burbujas de champan, o sin compañía, es importante no perder ni por un segundo "el buen ánimo y espíritu deportivo" que no se cansa de promocionar Nelson Castro y yo voy a decirte algo que tal vez no sepas y no pienso   dejar de repetir: "todo el universo te acompaña"... con un ¡Gooool!!!  que busca tu gambeta y, con total seguridad, podrás hacer "de taquito".