martes, 14 de febrero de 2017

"Un Paréntesis"



Queridos amigos: por razones de salud necesito hacer un paréntesis. Les dejo muchos besitos y es posible que en treinta días estemos nuevamente en contacto.
 
 
                   

miércoles, 8 de febrero de 2017

"Pituca en Concierto "

     Más de uno ve en el triunfador a un ser que ha nacido regalado con favores muy especiales del cielo sin comprender que esa persona  ganadora  es tan trágicamente humana como cualquiera sólo que tan empecinada, casi tan suicida en su obstinación, que si antes de alcanzar sus objetivos no llenó todas las copas... faltó casi nada. En  los más diversos campos, en especial el de las artes, sólo se destaca el luchador que es aquel que ha nacido gran soñador y este último rasgo sí tiene mucho que ver con los dioses ya que no obstante llorar como todos, caer y temblar como el que más, su singularidad radica en esa diosa insobornable que hay en su corazón no solamente para socorrerlo. También para dirigirlo y estimularlo: hay una vocación.
   Escribo estas líneas pensando en Pituca que se olvidó de la música al haber sacrificado su sueño de ser concertista por cumplir con esa oscura, pero sugerente necesidad, de ser "como su madre" esto es, una directora de escuela con un hogar "bien constituido", dos nenas y melodrama sin fin. La pianista célebre que pudo haber sido no sé por dónde andaría cuando yo la descubrí. En el lugar de la malograda artista encontré a una linda hembra redimida por sus hijas además de muy bien conservada por la vanidad. En algunos momentos pude ver su leve perfil de mística aficionada sin muchas posibilidades de sobrevivir aún teniendo tan excelentes relaciones con "la profesora" en el terreno de la música cada vez más profanado por la alta costura.
   Y sí. En su cuarto de coser Pituca aprendió a sentirse en su aire. Aquel espacio pequeño terminó por impregnarse con su espíritu -su energía- porque entre sus paredes coincidían sus colores predilectos con las formas de su cuerpo que se vestía y desvestía para pruebas innumerables sin perder, por nada, aquella tibieza bien hermana de la que conservaba todo el tiempo una plancha "que hacía milagros" aunque discretamente y siempre en mínimo (como debe estar la mente para hacer lo suyo). En verdad, las vibraciones de su persona ya estaban sincronizadas con el concierto que ofrecían sus tijeras y esa máquina de coser casi inexistente para ella tan habituada a ese ruidaje como a los latidos de su corazón. Es que algo así como el corazón, para su cuerpo, era la máquina de coser para su alma vanidosa.
   -"Yo soy trapera. Para qué voy a decir una cosa por otra"- explicaba con total naturalidad insistiendo sin descanso en el arte de estar presentable aunque descuidando por completo aquel otro de sentirse si no feliz... por lo menos de buen ánimo.
   Pituca era sensible. A través de la música Ella recibía del infinito una especie de susurros que no se molestaba en descifrar pero que, de ninguna manera, la dejaban indiferente. En realidad, la inquietaban mucho más de lo que podía suponer y le infundieron dos cualidades esenciales para el desarrollo personal: la curiosidad y cierto  asombro infantil que hicieron de ella una persona interesante aún en el trato cotidiano.
   Si Mozart y Ravel fueron desatendidos, porque a Pituca la llamaba con más urgencia "el rincón de las hornallas", sucedió  porque a menudo   se confunde vocación, llamado interior, con  el mandato de salir de la turba que es una mundana aspiración tan legítima como cualquier otra. En la segunda opción se encuentra la mayoría de las personas a quienes un fuerte anhelo de trascender las lleva del canto al boxeo, de las cuerdas a las pasarelas y de ahí a un negocio redituable o, por lo menos, a un matrimonio conveniente en términos económicos. Mi amiga Pituca no fue la excepción entregándose a un sueño equivocado. Lo que ella buscaba era sobresalir y finalmente no renunció a esa consigna porque Pituca no fue una más. Ella hizo una brillante carrera como musicóloga en los más altos niveles de su país y también como educadora aprovechando que era jefe de nacimiento tal como su esposo lo podía atestiguar. Aquel santo hombre debía vivir recordándole que Él era arquitecto, no su alumno ni su cadete aunque, si todavía no lo dije, en su casa mandaba Él cuando Ella... estaba ausente.

miércoles, 1 de febrero de 2017

"Nosotras"

   Brasas que terminan de sonrojarse. Chispas que dibujan universos instantáneos. Carne desparramada sobre la parrilla esperando el dorado perfecto. Vaso de vino en mano para "entonarse" aprovechando que esta noche no están Ellos porque se trata de una reunión de chicas, no demasiado, pero chicas al fin por los diálogos que sabemos hilvanar.
   -¡Qué bien te queda ese vestido!- Es un elogio hacia mi persona de mi prima Sylvia. En el acto su hermana, Mirna, acota con sorna:
   -¿Ves lo que es no tener hijos? Mirá esa silueta...
   -Yo no quise esta humanidad para mis hijos. Atino a decir.
   -Una mujer nace para ser madre- Retruca Mirna
   -Mirá vos... Contesto atizando el fuego.
   -¡Qué geniales son quienes   no quieren saber nada de tener hijos- Escucho decir a Susana que sigue diciendo con convicción:
   -Hijos chicos problemas chicos; hijos grandes son  problemas grandes.
   -¿Qué te pasa, Su?- Interviene Paula
   -Pasa que estoy harta de falsedades porque cuando estás grande  los hijos te visitan los domingos mientras puedas prepararles algo rico. Después, apenas si te llaman por teléfono. 
   -Y te cambian el programa que estás mirando por televisión si a los señores no les agrada. Cero respeto- Se animó Celina
   No todos los hijos hacen algo así- Me animo a interceder. A ver ¿Por qué brindamos?
   -¡Por el amor!- Se le ocurre a Lucy
   -Qué amor, querida, ¿Cuánto hace que estás sola?
   -La muerta se ríe de la degollada. Para tu familia no existes; NO EXISTES.
   -Bueno... eso es normal en matrimonios de muchos años... Trato de explicar.
   -¿Normal? interrumpe Nora- Con Esteban fimos tan compañeros, tan unidos, en veinticinco años de casados. Todos nos miraban con asombro...
   Por no saber de las docenas de platos que se tiraron por la cabeza ni de los cuernos que lucieron encantados- ¡Ay, esta Lupita!
    Buen, otra vez yo, ¿qué les parece si hacemos el honor a este pastel de choclo que nos ha preparado Nora?
    Las nubes parecen disiparse, hablamos tonterías y no tanto, hasta que tengo la mala idea de exclamar:
   -¡Qué rico está esto!
   -Un poquito salado para mí- Susurra Evelyn que habla poco hasta que comienza a disparar con munición gruesa.
    Estela se la ve venir y aclara: espero que les guste el escabeche de berenjenas que hice esta mañana...
   Silencio de radio. Cambio de tema para continuar con esfuerzos desmedidos para que la reunión no termine en una batalla campal y llegamos a la madrugada hablando mal de aquellas  que no podían defenderse al no haber sido invitadas por falta de espacio pero, la verdad, a la próxima reunión invitaré también a Ellos para que hablen de fierros, de fútbol y de política  hasta el amanecer así nosotras permanecemos, calladitas... como buenas hermanas, sin ofendernos por zonceras.


P/D
A la mayoría de las mujeres nos han educado envidiosas, resentidas y devaluadas. Qué arduo trabajo es imponer entre nosotras nuestra independencia, talento  y personalidad pero ¡Chicas! nosotras somos nada menos que las guardianas de la vida y como hermanas nos debemos mejor trato porque, si no me equivoco, estamos todas en serio peligro de que nos asesinen en cualquier momento, en cualquier lugar del mundo ¡sólo por ser mujeres!.
   
  

miércoles, 25 de enero de 2017

"Juan y Juan "





   Los duendes que harían remolinos en Agosto estaban en camino a la frontera tripartita entre Argentina, Bolivia y Paraguay. A escasos kilómetros, en Tartagal, ya los estaban esperando pero antes había que pensar en celebrar, a toda luz, el nacimiento de San Juan Bautista. Esa noche las barriadas de la ciudad competían con sus fogatas estrafalarias después de haber profanado la siesta sagrada con tanto grito y crujir de ramas secas elegidas con mucho cuidado para consagrarlas al santo la noche del 23 de junio.
   La ciudad se iluminaba durante un lapso de tiempo suficiente como para dejarlo ciego al diablo que nunca duerme, según dicen, pero el pobre no ve más allá de sus narices y peor si lo encandilan los fuegos de San Juan.
  


El vecindario recorría los fogones y muchos arrojaban cosas al fuego esperando señales de las llamas que invitaban a una cita con el alma dejándose llevar por el silencio.
   Observar  el rostro iluminado de los vecinos era un espectáculo aparte porque la luz hermana a la humanidad y en estos trances se habla poco, se piensa mucho,  se percibe más y hasta se puede creer en la posibilidad de ser feliz.
   En una noche de éstas yo conocí al AMOR llamado, como por arte de magia,  Juan. Paseando entre llamaradas descubrí a una mirada muy hermana de la mía y en esos ojos negros me sorprendí bellísima y ¡perfecta!. Fue un breve ensueño -lo sé- pero fue lo que merecí y del que salí convertida en la eterna enamorada de los fuegos que ahora soy  sólo que ya no busco señales; sólo intento encontrarme  con aquella  flacucha presumida, ¡tan audaz,! que fui una vez y, si la encuentro, puedo escribir mis más bonitas páginas porque el fuego de la pasión, del dolor, de los ideales o de los sueños, me transforman en una extraña mariposa imposible de atrapar dormida entre las letras. Como es de imaginar, sé  revolotear con gracia a la vista de cualquiera pero en seguida escapo victoriosa detrás de algún plan, o de una idea, para seguir viviendo en el aire y, cuando el momento llegue, morir de risa.
  
   En el otoño de la vida los fuegos no se apagan si se vive en el infinito donde ayer y mañana es hoy claro que aquellos ojos, aquella comunión, sólo una vez. Lo que le sigue es pura, comprensible y humana satisfacción de necesidades: de compañía, de sexo, de protección, de dinero... de lo que se nos ocurra para intentar una vida que valga la pena... Así debe ser y está perfecto.
  

miércoles, 18 de enero de 2017

"Simplemente Humanos"

   Casita de madera de cuatro habitaciones, con piso de ladrillo, galería que da al fondo donde las batarazas son las más requeridas en un gallinero bien alambrado. En lo que podría ser un jardín, al frente, no se ven malvones, ni jazmines, porque en el verano se luce la albahaca junto a otras hierbas aromáticas y  ya en el otoño asoma el perejil, el cebollín, los tomates junto a unas matas preciosas de cierto zapallo en forma de guitarra conocido como calabaza.
   Los Torres disponen de luz pero hay que conseguir agua a cinco cuadras y, por tal motivo, tener los tanques y tinajas bien provistas es responsabilidad del mayor de tres hermanos que, a los quince años, es excelente alumno en la "Coronel Cornejo", una escuela de renombre en la ciudad.
   El jefe de este hogar es obrero de la construcción a quien nadie podrá ver  impresentable puesto que los trabajadores de este gremio, al final de cada jornada, se bañan y regresan a sus casas impecables y oliendo a una fragancia de la que no tengo ni noticias. La jefa de la casa espera con el mate listo, el guiso en marcha y, como regalo, una risa sanadora que desgrana en Yo Mayor.
   Es gente sufrida pero no desgraciada como tantos que conozco en barrios distinguidos, con mucho personal de seguridad, donde los perros pasean en coches con vidrios polarizados y las  ambulancias van y vienen por la elevada tasa de depresión, drogadicción, suicidios y muertes dudosas. Todo esto me lleva a pensar que las riqueza del alma puede crecer en la pobreza, y aún en la adversidad, mientras que la miseria interior suele multiplicarse en la prosperidad mal llevada cuando comprar y aparentar es TODO y, más allá de las cosas, hay NADA.
  
Si la pobreza es una oportunidad para aprender a superarnos, y ganar batallas, ¡bienvenida sea! Si la riqueza es una condición para hacer de éste un mundo mejor para propios, y ajenos, ¡qué gran bendición! Pero si una u otra son cruces que debemos cargar, sin saber cómo, lamento decir que en estos casos... a la fiesta de la vida no estamos invitados porque, para conseguir una entrada, además de saber competir, protestar, trabajar y hacer dinero, se nos exige saber reír, cantar, tocar un instrumento, festejar una humorada, disfrutar de lo que tenemos a nuestro alcance, sea mucho o casi nada. A los adinerados es muy difícil sacarles una carcajada. Apenas si saben cantar el himno patrio casi sin abrir la boca. No todos los ricos ni todos los pobres se encuadran en esta descripción pero hay que decir esta verdad: no cualquiera puede ser dignamente rico ni honorablemente pobre porque en ambos casos hay que lograr ubicarse para saber qué nos falta, qué nos está sobrando y, en tren de remediarlo, no perder el lujo de seguir siendo humanos.

miércoles, 11 de enero de 2017

"Fantasmas"

   Nuestras queridas ideas nos tienen prisioneros hasta que frecuentamos otras realidades y nos vemos obligados a remar en ellas. Por cierto, no hace falta viajar a lugares remotos para toparnos con diferentes estilos de vida que delatan muy distintas maneras de pensar y de sentir. Factores como el clima, la geografía, la ascendencia cultural, la ideología, las creencias, nos imprimen  características que nos definen como habitantes de tal o cual región.    En países de amplia extensión territorial cada provincia es un diminuto  país, singular, bajo el mismo cielo y la misma bandera de las demás. Si de Argentina se trata, desde La Quiaca hasta Tierra del Fuego esto es, de norte a sur (como de este a oeste), todos argentinos... con agua, costumbres, comidas, música, paisaje, tonada propia en el hablar y hasta las uvas norteñas de Cafayate, en Salta, ofrecen diferente piel, acidez, color y dulzor con respecto a las que produce Mendoza, en el sur, así como los melones de Santiago del Estero incomparables.
   Estoy abordando diferencias para ponerlas en valor en  lugar de estigmatizarlas. El hecho de que ellas se manifiesten no justifica guerra ni conflicto alguno porque las diferencias son, sencillamente, señales o signos de que como humanos somos dispares sólo eso... Pensar como usted lo hace único y valioso. Pensar como yo me caracteriza y nada más ¡y nada menos!.
   Nadie es como es porque se le antoja. Todos somos quienes podemos llegar a ser (sin culpa ni excusa alguna) y aquello que pensamos, o creemos, es cosecha propia por más que las semillas de esos pensamientos y creencias hayan sido sembradas por otros y aún a control remoto. Es nuestra personal estructura mental  la promotora de los matices en las interpretaciones que hace de la realidad cada uno de nosotros, en personalísimas circunstancias ,y no hay razón  para que nos deba  atormentar el desacuerdo nunca demasiado imponente como para destruir lazos de amistad o relaciones de cualquier tipo. La realidad cotidiana demuestra que, aún con distintas visiones de la vida, todos perseguimos las mismas quimeras; todos proponemos el mismo menú  sólo que elaborado con técnicas, o hábitos mentales, diferentes para  darle mejor presentación o, por qué no, más exquisito sabor.
   Toda vez que escucho hablar de enfrentamientos ideológicos sé muy bien que la pelea es entre fantasmas y que el campo de batalla queda aquí nomás: en el barro de nuestras más bajas pasiones. Las guerras de opinión comienzan al suponer que alguien es de lo mejor, o de lo peor, sólo por ser afín a una ideología, a un partido político, a una religión o a cualquier otra manada. Creencia  nefasta, si las hay, proviene de desmerecer la maravillosa y valiosísima singularidad humana y, lo peor, es terreno fértil para la siembra de mentiras tentadoras por parte de quienes lucran en el mundo de las ideas para destruir el incomparable, bellísimo, planeta azul en el que vivimos ¿Que no? Ya están invirtiendo para salir volando a Marte o a cualquier lugar del universo donde existan las condiciones adecuadas para la impresión de billetes
 

miércoles, 4 de enero de 2017

"Mis Reyes Magos"

 
   La primera gran decepción, para mí, fue enterarme de que los reyes magos no eran Gaspar, ni Melchor ni Baltazar y, ahora que lo pienso, no sé si me hizo sufrir más el engaño de mis padres o el descubrimiento de mi propia ingenuidad a la que, desde entonces, trato de desterrar sin conseguirlo.
   Aquella inocente y dulce espera tuvo, sin embargo, un gran mérito porque me preparó para una proeza humana que es la de saber recibir. Aceptar  una atención de la vida, o de un semejante, no es tarea sencilla ni tan natural como parece. ¡Qué esperanza! Es una operación mental complicada desde que la vanidad y la gratitud son condiciones humanas en permanente discordia. Si para la sensatez recibir es una bendición, o una caricia de la vida, para el orgullo agradecer no sólo es humillante; es misión imposible.
   Aquellos reyes, ciudadanos ilustres en el mundo de mi fantasía, me enseñaron a encontrar la alegría de recibir que tanto disfruto hasta hoy. Saber aceptar gentilezas me capacitó para poder dar, con tal naturalidad, que el beneficiario de mis favores por poco no los advierte y si termina siendo ingrato es porque mi mano se hizo levemente invisible como las de aquellos magos irreales, impresentables,  pero muy poderosos  hijos de mi mente.
   Hoy tengo para mí que para seguir recibiendo gentilezas de la vida hace falta no olvidar dar gracias y no sólo con palabras: también con actitudes. Agradecer es una gran llave para acceder a la abundancia porque ella es afín al bienestar así que a no olvidar dar gracias por el desayuno de cada día después de haber agradecido, la noche anterior, la cama donde pudimos descansar. Dar y recibir son monedas corrientes que, sin embargo, cotizan muy alto en el diario vivir.
  

   Pensar que sólo quise decir que yo espero a los Reyes Magos todo el año porque todos los días pasan por mi puerta para entregarme lo que más necesito, lo que sueño y algo más. Como no olvido agradecerles, nunca se ven vacíos mi zapatitos azules y, entre nosotros, a veces amanecen rebosantes de preciosos + que me hacen llegar mis Reyes Magos del mundo virtual donde trato de hacer "Buena Letra".