viernes, 4 de diciembre de 2015

"Amigas"

   Una norteña muy joven, sola, pobre, fea..., no tiene las puertas abiertas de par en par en una ciudad como Buenos Aires pero, siempre aparece la amiga providencial que hace las veces de hermana mayor y esto fue Mary para Rosalía, una Tucumana desconcertada con los códigos de una gran ciudad empecinada en desconocerla y, sobre todo, descolocarla. Como lo único real es el cambio, las aspiraciones de Rosalía se fueron concretando y su cariño por Mary se hizo incondicional. ¿Qué habrá sido lo que no compartieron aquellas dos guerreras inseparables? Si hasta coincidieron en la ocurrencia de estudiar periodismo para después abandonarlo porque ellas eran así de ocurrentes y cambiantes. Vivían riéndose del mundo que insistía en dejar sin piolín a sus ansias de volar alto y lejos pero no importaba: ellas eran antimisiles... hasta que aparecieron ellos.
   Con cuánta ilusión se casaron cuando creyeron haber encontrado EL AMOR. De pronto, sin haberlo buscado, sintieron que no sólo Buenos Aires... el universo entero les ofrecía todo lo que, no sé por qué, se espera de la vida a través de un hombre. Si bien ninguna de las dos olvidó que la independencia es económica, y continuaron generando sus propios ingresos, aún les faltaba aprender una gran lección: la libertad no está relacionada con el dinero porque está en la capacidad de vuelo de cada persona. Libertad personal significa mantener y conservar nuestras alas que son nuestros sentimientos, creencias, principios, patrones culturales, ideas, proyectos, vocación, sueños... En un principio el recorte de alas puede ser apenas perceptible pero pronto se hace notar si lo queremos ver. La mismísima noche de bodas, antes de llevarla a la cama en sus brazos, a Mary su amado la tomó bien fuerte entre sus brazos para decirle en tono militar:
   -Bueno mi amor: tu madre, la mía; tu familia, mi familia y todos los demás pero, a partir de este momento, sólo somos vos y yo.
   -¡Perfecto! Era justamente lo que esa novia pretendía esa noche ¡pero no toda la vida! Cuando Mary pudo advertir que estaba alejada de "su gente" por obra y gracia de su señor marido... ya fue tarde. Sólo de Rosalía el gran simulador no había logrado separarla  -hasta ese momento- debido a que su hermana del corazón iba siempre un paso adelante de él defendiendo la hermandad que las unía lo cual no pudo  impedir que la relación entre ellas les costara cada día más porque no faltaba el consabido:
   -Esa es idea de Rosalía.
   -Cosas de tu amiga ¿verdad?
   -Ya te metió en la cabeza.... 
   ¡Nada que ver! pero llegó el momento en el que las amigas se visitaban sin que el jefe de Mary no lo supiera porque "¡hacía escenas de celos!".
   Como la humanidad está diseñada con códigos absolutamente masculinos, las mujeres vivimos en las nubes y caemos en la trampa de la discordia con total facilidad. Una mañana Rosalía encontró en la calle, sin proponésrselo, al esposo de su amiga del alma con quien tomó un café muy al paso y nada más pero, al hombre se le encendió la luz mala y ¿qué creen? de regreso a casa dio el gran golpe con una actuacióbn magistral:
   -A que no sabes. Tu gran amiga me mira como hombre. Hoy me di cuenta de las ganas que me tiene...
   ¡Y Mary  le creyó! y su vida finalmente terminó de la peor manera pero falta lo más importante: si alguien te separa o te aísla de tu entorno, y tus afectos, ¡cuidado! Podrías estar en serio peligro de terminar en las crónicas policiales como mujer golpeada,  secuestrada o víctima del trabajo esclavo.  Ser casada no significa renunciar a los seres queridos ni a nada que te interese. Quien te lo exija, o siquiera te lo insinúe, no es un amor: es un manipulador del que debes alejarte lo antes posible. En este caso necesitarás convertirte en tu propia libertadora y, si no puedes, pide ayuda.