viernes, 1 de julio de 2016

"Nuestra Obra"

    Si hay un tema irresuelto en este mundo se trata de la indigencia cósmica que afrontamos los  humanos o, para decirlo de otro modo, el total desamparo que amenaza a la humana condición. Leyendo "Entre Dos Líneas" de Pilar Serrano me pareció escuchar a "Tita de Buenos Aires", la gran Tita Merello,  cantando con furia y como sólo ella sabía hacerlo:" Decime Dios ¡dónde estás! que me quiero arrodillar".
   Basta una mirada fugaz sobre nuestra vida, y las ajenas, para comprender que el Dios de nuestro corazón no es tan bueno como nos convendría que fuese. A tal Dios supimos darle millones de nombres a lo largo de la historia de nuestra especie hasta hoy que continuamos rebautizándolo. Ya comenzamos a darle ciertos nombres dictados por la actual evolución cognitiva y, cada vez con mayor frecuencia, en lugar de Dios decimos "universo", "computadora estelar", "inteligencia universal", "mente cósmica"... con cara de  inocentes niños olvidados de que en este mundo amable y azul SOMOS TODOS DIOSES porque la situación socioeconómica planetaria, directa o indirectamente, conscientemente o no,  es NUESTRA OBRA y el destino de la humanidad está en nuestras manos que, por cierto, lucen cada vez más sucias y cerradas.
   Es inobjetable que Dios, o como se llame, carece de sentimientos por la sencilla razón de que no puede tenerlos si su objetivo apunta a la justicia cósmica. Él mismo se encarga todo el tiempo de demostrarnos que es puro pensamiento, pura energía consciente, y que la emoción es una joya concedida al ser humano quien, no sé en qué mal momento, ha decidido  dejar de lucirse con ella. El sentimiento -lo mismo que la emoción- es, en la configuración humana, una valiosa herramienta que nos resistimos a emplear hasta terminar olvidando que la injusticia existe porque el ser humano es injusto; si hay odio es porque el junco pensante sabe odiar... y es infantil reclamar a una autoridad supra terrenal que nos impida ser lo que somos como si suplicáramos a la policía del espacio sideral que nos controle y ¿quieren que les diga lo que saben de sobra? Esa autoridad existe con la ley de acción y reacción en la mano y no hay posibilidad de eludirla.
   Es muy fácil alegar tranquilamente: "yo nada tengo que ver con  la injusticia y el sufrimiento que acosa a tanta gente" pero no estemos tan seguros. La especie humana es UNA a través de todos los tiempos y las actuales tempestades, tanto sociales como económicas y en gran parte naturales, son obra de aquellos vientos que supimos desatar. Los frutos de hoy son cosecha del  ayer cultivados con gran esmero por una  empresa formidable que no es otra que la familia humana universal. Somos todos miembros de esta empresa así que a no hacernos los desentendidos y, mejor, tratemos de corregir la plana con propuestas.
   -¿Qué tal si revalorizamos los sentimientos?
   -¿Qué tal si dejamos de ser votos en una urna para ser ciudadanos?
   -¿Qué tal si dejamos de ser apariencias para volver a ser reales?
   -¿Qué tal si volvemos a reír, silbar, cantar y bailar?
   -¿Qué tal si aprendemos a dar y recibir con alegría?
   -¿Qué tal lavarnos el cerebro con espuma de todos los colores, de todos los pensamientos, para ser soles espléndidos?
   -¿Qué tal embarcarnos en la evolución personal para controlar a la científica y tecnológica?
  
Sigue con tus propuestas. Yo te dejo, con éstas, la aspiración de crecer como almas vivientes cultivando los sentimientos más bellos que nos ha regalado La Vida para permitirnos, a todos y cada uno,  el gran lujo de  vivir "como la gente".-