miércoles, 11 de enero de 2017

"Fantasmas"

   Nuestras queridas ideas nos tienen prisioneros hasta que frecuentamos otras realidades y nos vemos obligados a remar en ellas. Por cierto, no hace falta viajar a lugares remotos para toparnos con diferentes estilos de vida que delatan muy distintas maneras de pensar y de sentir. Factores como el clima, la geografía, la ascendencia cultural, la ideología, las creencias, nos imprimen  características que nos definen como habitantes de tal o cual región.    En países de amplia extensión territorial cada provincia es un diminuto  país, singular, bajo el mismo cielo y la misma bandera de las demás. Si de Argentina se trata, desde La Quiaca hasta Tierra del Fuego esto es, de norte a sur (como de este a oeste), todos argentinos... con agua, costumbres, comidas, música, paisaje, tonada propia en el hablar y hasta las uvas norteñas de Cafayate, en Salta, ofrecen diferente piel, acidez, color y dulzor con respecto a las que produce Mendoza, en el sur, así como los melones de Santiago del Estero incomparables.
   Estoy abordando diferencias para ponerlas en valor en  lugar de estigmatizarlas. El hecho de que ellas se manifiesten no justifica guerra ni conflicto alguno porque las diferencias son, sencillamente, señales o signos de que como humanos somos dispares sólo eso... Pensar como usted lo hace único y valioso. Pensar como yo me caracteriza y nada más ¡y nada menos!.
   Nadie es como es porque se le antoja. Todos somos quienes podemos llegar a ser (sin culpa ni excusa alguna) y aquello que pensamos, o creemos, es cosecha propia por más que las semillas de esos pensamientos y creencias hayan sido sembradas por otros y aún a control remoto. Es nuestra personal estructura mental  la promotora de los matices en las interpretaciones que hace de la realidad cada uno de nosotros, en personalísimas circunstancias ,y no hay razón  para que nos deba  atormentar el desacuerdo nunca demasiado imponente como para destruir lazos de amistad o relaciones de cualquier tipo. La realidad cotidiana demuestra que, aún con distintas visiones de la vida, todos perseguimos las mismas quimeras; todos proponemos el mismo menú  sólo que elaborado con técnicas, o hábitos mentales, diferentes para  darle mejor presentación o, por qué no, más exquisito sabor.
   Toda vez que escucho hablar de enfrentamientos ideológicos sé muy bien que la pelea es entre fantasmas y que el campo de batalla queda aquí nomás: en el barro de nuestras más bajas pasiones. Las guerras de opinión comienzan al suponer que alguien es de lo mejor, o de lo peor, sólo por ser afín a una ideología, a un partido político, a una religión o a cualquier otra manada. Creencia  nefasta, si las hay, proviene de desmerecer la maravillosa y valiosísima singularidad humana y, lo peor, es terreno fértil para la siembra de mentiras tentadoras por parte de quienes lucran en el mundo de las ideas para destruir el incomparable, bellísimo, planeta azul en el que vivimos ¿Que no? Ya están invirtiendo para salir volando a Marte o a cualquier lugar del universo donde existan las condiciones adecuadas para la impresión de billetes